El ministerio público soli­citó al Tribunal de Aten­ción Permanente del Dis­trito Nacional prisión preventiva contra el ad­ministrador del Hospital Doctor Francisco Mosco­so Puello, Gelpi Polanco Gómez, quien es vincu­lado al incidente en el que murió el dirigente del Partido Revoluciona­rio Moderno (PRM), Ju­lio Pérez Valdez.

En ese hecho también re­sultaron heridas otras tres personas el pasado 5 de julio en las proximi­dades de un centro de vo­tación que funcionaba en un politécnico del sector Simón Bolívar de la capi­tal.

El juez de atención per­manente del Distrito Na­cional, José Alejandro Vargas, aplazó el cono­cimiento de la medida para el próximo lunes, a las 10:30 de la maña­na, a fin de dar oportu­nidad a la defensa legal del imputado de estudiar el expediente.

El ministerio público con­sidera que la prisión pre­ventiva es la medida idó­nea para garantizar que el imputado no se sustraiga del proceso.

El expediente estable­ce que Polanco Gómez en asociación con su segu­ridad y el prófugo Andy Sánchez Doñé, cometió el sancionable delito que dio lugar al tiroteo en que mu­rió Pérez Valdez y resultó herido de bala en el hemi­tórax izquierdo, Jean Luis González, además de otras dos personas.

Conforme a las investigacio­nes realizadas por la Fiscalía del Distrito Nacional, a tra­vés de su Departamento de Crímenes y Delitos contra la Persona, el móvil del lamen­table hecho fue un conflicto que se produjo entre el imputado Polanco Gómez y Jean Luis González. Durante las pesquisas se ha establecido que unas semanas antes del suceso, el detenido acordó con González que enviara su gente a votar para luego pa­garle a cada uno de ellos por el sufragio, pero que cuando el herido reclamó el dinero, el agresor se negó a pagarle, siendo en esas circunstan­cias que el imputado empujó a la víctima González.

 Orden.
Según la acusación, Po­lanco Gómez le indicó a su seguridad que dis­parara, procediendo el prófugo Sánchez Do­ñé a tomar su arma de fuego con la que reali­zó aproximadamente 19 disparos de manera in­discriminada, en direc­ción hacia donde estaba el señor González Díaz, mientras que con la otra mano tomó al encartado y se lo llevó del lugar.