Marcelino Reynoso desarrolló diabetes desde alrededor de ocho o nueve años. En junio pasado usó un zapato apretado que le provocó una llaga (úlcera) en un dedo, presentó infección y hubo que amputarlo.

El médico tratante lo remitió luego al hospital Francisco Moscoso Puello, donde le aplicaron un tratamiento que le curó y evitó que siguiera perdiendo otros dedos y el pie.

“Yo no sabía que la diabetes era una enfermedad tan fuerte y mala, gracias a Dios estoy sano, porque me dijeron que en este hospital había unos médicos cubanos y dominicanos que dan una atención muy buena. Somos un país de gente pobre, sería bueno que esto también se haga en otros hospitales”, dijo el paciente al dar su testimonio durante rueda de prensa del hospital para divulgar los resultados de los primeros pacientes tratados con la terapia Heberprot-P, de origen cubano, dirigido a evitar amputaciones en pacientes con pie diabético.