La bandera del merengue se mantiene en alto. Al menos eso quedó evidenciado la noche del sábado cuando cerca de 10,000 personas llegaron hasta el Palacio de los Deportes para convertir el lugar en una gigantesca pista de baile al ritmo de Gabriel, Johnny Ventura, Wilfrido Vargas, Jossie Esteban, Los Hermanos Rosario y otros invitados especiales.

Gabriel y un puñado de sus colegas merengueros, bajo la producción de René Brea, pusieron el merengue por todo lo alto la noche del sábado, demostrando que este género todavía tiene mucho camino por recorrer y es una música que sí mueve masas sin importar la edad.

Si bien es cierto que la música urbana domina este tramo del siglo XXI, este evento le devolvió la moral a un ritmo acorralado por la falta de difusión en los medios masivos de comunicación, la lentitud en el surgimiento de relevos, la apatía de sus propios protagonistas y una pobre política de apoyo por parte del Estado y de la misma sociedad.

Con todo un coro humano negativo que le advertía de lo forzado que sería para él reunir una multitud en el Palacio de los Deportes que apoyara un espectáculo de merengue, Gabriel se atrevió. Y los aplausos y vítores por el éxito logrado hoy quedan en su memoria.

La presentación contó con un montaje de luces y pantallas gigantes que no tenía nada que envidiar a una premiación internacional o un show de envergadura, digno de grandes estrellas de la música latina.

La osadía de Gabriel, con la complicidad del tecnocerebro de René Brea, hicieron posible que el merengue saque un as de debajo de la manga para ratificar que sigue en el corazón de los dominicanos, y que la gente acudirá a las fiestas cuando se sabe que tendrán una oferta capaz de provocar el interés colectivo.